5.28.2005

chino


Queria venir y cambiar el test ese que habia hecho el otro dia, y casi que no me acuerdo de la clave de la bendita cuenta esta de blogger. Y ahora paso mis dias aca.
Y el nuevo album de garbage esta buenisimo.

5.23.2005

la coctelera

Estoy que me mudo a la coctelera.

5.21.2005

Exercises: Bi-carré latin orthogonal

La vie mode d'emploi, romans est notamment construit à l'aide d'une figure mathématique dite "bi-carré latin orthogonal d'ordre 10". C'est une constrainte de type structurel, réduite ici à sa plus simple expression, ou presque.

La forma más fácil de ejemplificar lo que es un bicuadrado latino ortogonal de orden 10, y de ilustrar sus aplicaciones novelísticas, es comenzar por un bicuadrado latino ortogonal de orden 3.

Supongamos una historia de tres capítulos en la cual se incluyen tres personajes llamados Dupont, Durand y Schustenberger. Daremos a estos tres personajes dos series de atributos: por un lado, tipos de sombrero que pueden tener, como un képis (K), un sombrero de copa (C) y una boina (B); por otro lado cosas que se pueden tener a la mano: un perro (P), una maleta (M) y un ramo de rosas (R). El problema consite ahora en contar un historia donde estos tres personajes tendrán, todos reunidos, a cada vez estos seis elementos, pero cada uno nunca tendrá el mismo par de objetos.
La fórmula siguiente:




DupontDurandSchustenberger
1KMBRCP
2BPCMKR
3CRKPBM


que no es nada mas que un bicuadrado latino ortogonal de orden 3 (trivial) da la solución del problema: en el primer capitulo Dupont tendrá un képis y una maleta, Durand una boina y un ramo de rosas, Schustenberger un sombrero de copa y un perro; en el segundo, Dupont usa una boina y tiene un perro, Durand un sombrero de copa y una maleta, Schustenberger un képis y un ramo de rosas; en el tercero Dupont usará un sombrero de copa y sostendrá un ramo de rosas, Durand usando képis le dará un paseo a su perro y Schustenberger en boina camina con su maleta en la mano. No queda más que inventar las historias justificando las sucesivas transformaciones.

Oulipo: Atlas de littérature potentielle, ed Gallimard.

5.11.2005

warhol



Mañana vuelvo a ir a París. Iré a presentar el examen y el proyecto del curso de bases de datos, y luego seré libre. Libre, como el viento, como el mar. Claro, lo mejor de todo es que me veré con Olga. Eso me tiene realmente contento.
En días pasados, siguiendo algunos de los buenos consejos turísticos de cavorito terminé viendo una exposición de Warhol en el MOCA. Nada del otro mundo, creí en ese momento. Miles de fotos, miles de modelos, Mao, muchos videos musicales, muchas películas, the same old shit. Nada del otro mundo, me dije. Pero al final la reflexión sobre lo efímero me tomo el resto del día. No sé si ahí hay algo de arte, es decir, en la causa de la reacción.
Tomé varias fotos (por instinto, de manera furtiva). Y después una guía le gritaba a un pobre japonés (bueno, no creo que fuera pobre si era japonés, igual no estoy seguro de que fuera japonés) que no se podían tomar fotos. Bueno.

Continuo en el stage. Leo, pienso, leo, pienso, programo, leo, me desilusiono, leo, y así.

A final de mes pasaré una semana en Trieste, viendo a los pesos pesados de la cosmología computacional. Viendo a todos los que escriben los papers que leo ahora, y todavía no sé si debería insultar a alguno de ellos. Lo que si tengo es curiosidad de ver si una de ellas es tan bonita en persona como se ve en su home page.

el encuentro

La única vez que caminé por Berlín, fue hace 20 años. En mi camino hacia Polonia decidí pasar una noche allí para ver (ver!) si lo que escuchaba en los prostíbulos de mi pueblo era cierto. Era cierto, y no me atemoriza confesarlo. Pero ahora, tanto tiempo después, les digo que no podría decidir si lo que ví esa noche realmente fue vivido, o fue soñado, o si vale la pena discernir entre los dos. Basta decir entonces que la inspiración de las obras gráficas y musicales que tanto me han retribuido, en reconocimiento, y en compañía de otras personas, tiene su origen en Berlín. En la noche y en Berlín. En esa noche de Berlín.
Si ese encuentro se hubiera dado de día, creo que ahora estaría también en esta sala, pero como un espíritu que decide acompañarlos en esta cena, para luego seguir a alguno entre ustedes hasta su habitación, a esperar que esté en su cama listo para continuar con la lectura del libro de turno. Para luego ir a otra habitación y ver cómo alguien decide mirar bajo la cama en espera de no encontrar un amigo que murió hace semanas, y luego dejaría la ciudad e iría a las afueras a presenciar el momento en el que un perro es atropellado. Y vería como muere. Y vigilaría otra noche más. Y esperaría una civilización más que se desencaja del tiempo para darme la razón, una vez más.
Pero estoy ahora en esta sala, de pie frente a ustedes, hablando. Y están ustedes perdiendo la noche que está afuera. Perdiendo sus vidas entre estas mesas, manteles, lámparas, servilletas y alfombras. Escuhándome. Esperando la siguiente oración.